top of page

El Injerto e la Reconstitución

EL INJERTO

 

El injerto consiste en unir dos organismos vivos por unión biológica, que consiste en emparejar los tejidos del cambium del injerto (la parte aérea, frutal) al portainjerto (el sistema radicular) para obtener una soldadura que los une en un solo individuo.

 


 

En viticultura, se trata generalmente de un injerto de Vitis vinifera que da la parte aérea y frutífera de la nueva planta, y se implanta sobre un individuo naturalmente resistente a la filoxera, que proporciona la parte raíz de la nueva planta.


A finales del siglo XIX se rehabilitaron numerosas técnicas ancestrales.

 

Si bien el injerto vitícola se conoce desde hace varios milenios, ha permanecido históricamente confidencial, ya que la vid se multiplica maravillosamente de manera vegetativa, por medio del esqueje, acodo aéreo o provignage.

 

La crisis filosófica y la reconstrucción han sido sus promotores universales.

 

Desde la antigüedad se conocen diferentes técnicas, como los injertos en ranura plena, lateral, en escudo, por aproximación, en forma de Júpiter, en corona, en incrustación etc... Las técnicas en ranura inglesa simple o complicada datan del siglo XVII.

Desde el comienzo de la Reconstitución, se han desarrollado numerosas máquinas, que asistían al corte del injerto y a veces del portainjerto. El montaje se hace a mano.

 

 

Alrededor de los años 80, nuevas máquinas permitieron mecanizar completamente los injertos y producir las llamadas "injertos soldados".

 

En la actualidad, las plantas de vid procedentes del vivero vitícola proceden casi exclusivamente de material vegetal clonal y se montan mecánicamente.

2. LA RECONSTITUCCION

 

L. LALIMAN: Propuesta del GREFFAGE en 1869

 

 

En el Congreso Viticole de Beaune en noviembre de 1869, L. Laliman, vigneron y coleccionista bordelés, propuso el injerto como respuesta al mal filoxera. En efecto, ya había experimentado la técnica para luchar contra el oidio desde 1959: "Mediante el injerto de nuestras viñas aplicadas sobre cepas de América, lograremos combatir vigorosamente el oidio. Ni oídium ni alimañas son temibles con las variedades americanas, que algún día serán la gallina de los huevos de oro de nuestros viticultores". Si sus pronósticos ambiciosos no eran totalmente válidos, no hay duda de que el genial L. Laliman merece el reconocimiento de la población de los "americanistas", aunque fue plagiado, después de haber sido excomulgado (se ha afirmado erróneamente que había introducido la filoxera).

 

 

 

G. BAZILLE: ¿Paternidad de la idea del injerto?

 

 

G. Bazille se atribuyó la paternidad de la idea del injerto para solucionar el conflicto con el pulgón enemigo. Esta corriente fue apoyada por científicos y practicantes apasionados, entre ellos Victor Pulliat, que militó ardientemente, a través de conferencias y cursos, para injertar en portainjertos resistentes, para renovar el viñedo devastado por el insecto. Así nació la corriente llamada "americanista" y un movimiento vitivinícola totalmente único e inmenso por su envergadura, que se llamó la Reconstitución.

 

 

¿La indudable ventaja del injerto? Es generalizable.
 

Este método de lucha contra la filoxera tenía la inmensa ventaja, a diferencia de las anteriores, de ser absolutamente generalizable al conjunto de los viñedos y accesible a los humildes viticultores. Así, las políticas favorecieron esta solución cómoda a corto plazo.
 

 

Se crearon escuelas de injerto y muchos viticultores se iniciaron en esta práctica de fácil acceso.

EFFECTOS DEL INJERTOS

Cualquiera que sea la técnica de injerto utilizada, ésta genera la formación de un bulto de soldadura que modifica obligatoriamente la fisiología y consecuentemente la nutrición de la nueva planta.


El eminente biólogo de injerto vegetal Danielle Scheidecker explicó el fenómeno en 1961: La intervención quirúrgica del injerto tiene como consecuencia la formación de la cicatriz de soldadura. La estructura anatómica de este bulto, estructura que determinará en gran medida su papel fisiológico, varía considerablemente de un injerto a otro.

 

Depende de la naturaleza de las plantas en juego, pero también de su edad y fase de desarrollo en el momento de la operación, así como de la técnica de injerto elegida» («El injerto, sus condiciones anatómicas, sus consecuencias fisiológicas y sus posibles resultados genéticos»).

 

Así, si las viñas antiguas podían vivir multicentenarias (v. Bosc), con el injerto, vieron su esperanza de vida media reducida al simple siglo - además, nuestros viejos viñedos lo atestiguan.

Con la creación y la
generalización de viñedos industriales y mecanizados, en los años 1980 los injertos soldados se convirtieron en verdaderos "consumibles" con una esperanza de vida media de unos treinta años.

bottom of page