2. Nuestros Conservatorios de viñedos francos de pie

Uno de los objetos prioritarios de la Asociación Les Vieilles Branches, (y que además inspiró su nombre) es la constitución de un Conservatorio de viñas de pie franco.

La idea es recuperar material vegetal de viñas muy antiguas que han resistido a la filoxera en condiciones de sensibilidad (tierras arcillocalizas), y de las que cabe suponer que han podido desarrollar una resistencia natural a esta plaga, según el principio de la evolución natural (darwiniana).

Esta adaptabilidad del insecto al ciclo de la evolución de las especies es la principal lección que debemos aprender de la experiencia filoxérica. El reino animal sabe adaptarse. El vegetal sabe también adaptarse, excepto cuando está disturbado por el hombre. Así, al multiplicar las variedades consumibles de Vitis vinifera sistemáticamente por injerto, las plantas no han tenido la posibilidad de aprender a coexistir con el pulgón, ni de adaptarse, cosa que ha sabido hacer en todas partes donde el hombre no se ha mezclado en domesticarla.

Por ello, hemos multiplicado plantas frágiles y reducido la posibilidad de evolución y resistencia por la acumulación de fertilizantes y de farmacopeas químicas (Leer Henri Chaboussou: Las plantas enfermas de los plaguicidas, Editions Utovie, 2011), pero también por la selección clonal. Sin embargo, el propio C.N.R.S. reconoce que la diversidad genética o intra específica dentro de una misma especie «es esencial para permitirle adaptarse a los cambios de su entorno a través de la evolución» («La diversidad genética: cara oculta e ignorada de la biodiversidad» ;   Archivos, CNRS, 25 de septiembre de 2012). Así, incluso algunos de los mejores investigadores de las instituciones científicas nos muestran el camino a seguir, que las instituciones públicas no siguen.

Por último, aunque todos los experimentos fracasen técnicamente, también cabe esperar que nunca sean ineficaces desde el punto de vista de la naturaleza y del suo equilibrio. En efecto, sin entrar en un debate teológico o científico sobre el evolucionismo, todo el mundo puede estar de acuerdo en que si se hubiera dejado hacer la filoxera en lugar de reconstruir el conjunto del viñedo por injerto, sin duda la inmensa mayoría de las plantas habrían desaparecido, pero los sobrevivientes, los más fuertes de la especie, capacidad de adaptación o de epigenética, habrían aprendido a sobrevivir, y habrían transmitido sus genes a sus descendientes. La multiplicación de parcelas de vid procedentes de la biodiversidad merece, pues, en todos los casos, establecerse en el mayor número posible de lugares.

La regeneración de las viñas vendrá, si no de los hombres, de la naturaleza misma.